Modas, pánicos, euforia y visión a largo plazo
En una entrevista que realizó para Betterplan en enero, Francisco Mozó dijo la siguiente frase: “Las personas que quieran invertir deben tener claro que es necesario tener una perspectiva de largo plazo”. Esta frase, analizada desde un punto de vista racional, hace todo el sentido. Las inversiones tienen fluctuaciones importantes en el corto plazo y dado que es imposible saber qué meses van a ser buenos y qué meses van a ser malos, lo importante es mantener una visión de largo plazo.
Cuando publicamos dicha entrevista, el índice que resume el desempeño de las principales acciones chilenas (IPSA) había subido un 34% en los últimos dos meses y medio. A su vez, entre el mismo 4 de noviembre y 19 de enero, el principal índice accionario de la bolsa norteamericana (S&P 500) había subido más de 10%. En momentos donde los activos financieros suben de valor y nuestros balances muestran números positivos, es fácil actuar racionalmente y afirmar que entendemos que las variaciones de corto plazo no debiesen desviarnos de nuestro plan financiero.
Sin embargo, por muy racionales que creamos ser cuando los mercados andan bien, otra cosa es mantenerse racionales en los meses malos. La segunda quincena de febrero nos provee un buen ejemplo. Entre la baja del dólar y el peor desempeño de las acciones internacionales, no fue una buena quincena para los mercados.
Acá viene lo difícil. A pesar de que nosotros sabemos que van a haber meses buenos y meses malos, nos resulta más difícil seguir el plan de largo plazos en los meses malos. Esto es algo normal, ya que las personas no somos solo racionalidad, sino que tenemos también emociones, y estas últimas muchas veces juegan un papel más preponderante de los que nos gustaría en nuestras decisiones financieras.
Las emociones nos pueden llevar a entusiasmarnos con un cierto tipo de activo cuando todos compran y está caro (¿será el caso reciente de las criptomonedas?) o a vender barato cuando cunde el pánico y todos quieren vender (les sucedió a muchos en marzo de 2020 con el coronavirus). Como todos tenemos emociones, nadie está inmune a estas malas decisiones, ni siquiera aquellos que en teoría podrían saber más de inversiones por sus trabajos o lo que estudiaron. No por nada Benjamin Graham, uno de los inversionistas más famosos de la historia, decía: “Incluso el inversionista inteligente es probable que necesite de considerable fuerza de voluntad para no seguir a la multitud.”
Comienza marzo y poco a poco volvemos a la rutina y a revisar la planificación del año. Un año que, entre elecciones y pandemia, podemos dar descontado que vendrá con varios meses buenos y varios malos. Dado esto, este año más que nunca es importante recordar la importancia de tener una perspectiva de largo plazo y evitar caer en la euforia, pánico, modas y tentaciones de corto plazo. Como decía Paul Samuelson, ganador del Premio Nobel de Economía: “Invertir debería ser más como esperar a que la pintura se seque o como ver crecer el pasto. Si quieres emoción, toma ochocientos dólares y vete a Las Vegas.”
1 de marzo de 2021