
¿Moda o estrategia? Lo que nos enseñan las inversiones del momento
Cuando un fondo está en boca de todos, es natural que queramos participar. Pero, ¿cuántas veces esa decisión responde a una estrategia y no solo a la emoción?
Durante 2020 y parte de 2021, el fondo ARKK de ARK Invest, liderado por Cathie Wood, se convirtió en uno de los activos más populares del mercado. Su enfoque en empresas tecnológicas disruptivas —desde inteligencia artificial hasta biotecnología y vehículos eléctricos— ofrecía una narrativa poderosa: invertir en el futuro.
Y durante un tiempo, esa promesa se reflejó en resultados. En su mejor momento, ARKK alcanzó rentabilidades acumuladas superiores al 150%【1】. Fue un caso emblemático de lo que podríamos llamar un “fondo estrella”: alto rendimiento, alta exposición mediática, y una comunidad entusiasta de seguidores.
Pero cuando las condiciones cambiaron —tasas de interés más altas, corrección del sector tech, inflación creciente— la misma volatilidad que impulsó el crecimiento se transformó en riesgo. En 2022, el fondo cayó más de un 67%【2】. Muchos inversionistas que habían entrado guiados por los retornos pasados, sin evaluar su perfil de riesgo o horizonte de inversión, sufrieron pérdidas relevantes.
Warren Buffett: la estrategia del largo plazo sin titulares
Mientras tanto, Berkshire Hathaway (BRK.A), el vehículo de inversión de Warren Buffett, continuaba avanzando sin prisa ni estridencias. Su foco: negocios con ventajas competitivas duraderas, flujo de caja predecible y valoraciones razonables.
Entre 2020 y 2025, sin haber tenido un solo año con retornos “explosivos”, BRK.A logró más que duplicar el valor inicial invertido【3】. Lo hizo con menor volatilidad y sin necesidad de anticiparse a tendencias tecnológicas o narrativas macroeconómicas. Buffett mismo ha dicho: “Nuestro período favorito para mantener una inversión es para siempre.”
Este estilo —más conservador, más silencioso, menos llamativo— no atrae tanta atención mediática, pero suele ofrecer un recorrido más estable y más alineado con los objetivos reales de muchos inversionistas.
No se trata de elegir ganadores, sino de saber para quién gana cada estrategia
Ambos enfoques tienen mérito:
- Invertir en innovación puede generar grandes retornos, pero también requiere asumir mayor volatilidad, plazos amplios y convicción frente a las caídas.
- Invertir con un enfoque de valor puede parecer lento o “aburrido”, pero permite construir un portafolio sólido, resiliente y más predecible.
El problema aparece cuando se toma una decisión basada solo en lo que “se está hablando” o lo que “más subió el año pasado”, sin considerar si esa inversión hace sentido para ti.
Lo que nos enseña este caso
- No todo fondo de moda es para todos los perfiles: incluso un fondo bien gestionado puede ser inadecuado para un inversionista con baja tolerancia a la volatilidad.
- El contexto importa: los activos brillan en determinados ciclos, pero ningún fondo es líder permanente. Quien entra en el pico, sin una estrategia clara, suele ser el más afectado.
- Invertir bien no siempre es emocionante: la consistencia suele ganarle al impulso cuando se analiza el desempeño a 5, 10 o 20 años.
En Betterplan no seguimos las modas. Seguimos tu estrategia.
En Betterplan no recomendamos productos porque estén de moda, ni seguimos las noticias del mes para mover portafolios. Nuestro enfoque parte de entender qué necesitas tú: tus objetivos, tu situación financiera, tu horizonte de tiempo, tu perfil de riesgo.
Desde ahí construimos una estrategia diversificada, con fundamentos, y que no dependa de adivinar qué fondo será el “ganador” del próximo semestre. Porque las noticias cambian, pero tu plan debe sostenerse en el tiempo.