¿Es momento de subponderar las acciones estadounidenses?
Las valorizaciones de los papeles no son un buen predictor de los rendimientos, de manera que no constituyen una sólida justificación para dejar a EE.UU. a corto plazo.
En la actualidad, es común escuchar el comentario de que las acciones estadounidenses están “caras”, especialmente las siete magníficas, que ya representan más de 28% del S&P500. Este punto se vuelve aún más relevante cuando se comparan con las acciones de otros países desarrollados, como los europeos, o los emergentes, como Chile. Entonces, ¿es el momento de reajustar las carteras desde Estados Unidos hacia otros lugares del mundo?
Los ratios utilizados para comparar la valorización de diferentes índices bursátiles efectivamente muestran que hay muchos países cuyas acciones parecen muy baratas al lado de las americanas. ¿El inconveniente? Es incorrecto comparar los índices sin ajustar previamente por el peso relativo de los sectores que los componen. Este es un ajuste crucial pero que pocos realizan.
Veamos un ejemplo sencillo. El sector tecnológico representa un 29,7% del S&P500, en un marcado contraste con el modesto 1,1% que significa este sector para el Reino Unido. En cambio, el sector energético representa apenas un 3,7% del S&P500, comparado con el 12,7% que representa para los británicos. Asimismo, para ambos índices observamos que el sector energético opera con múltiplos menores a 10, mientras que el sector tecnológico tiene un ratio cuatro veces mayor, cercano a 40. En consecuencia, cualquier índice que esté compuesto en mayor medida por el sector energético y en menor medida por el tecnológico, a primera vista puede parecer “barato”, pero no significa necesariamente que lo sea.
Realizando estos ajustes y aplicando los mismos pesos por sector que tiene Estados Unidos (S&P500) en el índice Europeo (Stoxx600), este pasa de un ratio precio-utilidad de 13,5 a 20,2. Si luego realizamos el mismo ejercicio para el Reino Unido, el ratio precio-utilidad pasa de 10,3 a 21,7; muy cerca del 23,5 que uno obtiene para el S&P500. Replicando este ejercicio para las bolsas de Japón, India, China y el agregado de los mercados emergentes, en todos y cada uno obtenemos resultados que van en la misma dirección. Por lo tanto, una vez realizados los ajustes, las acciones de otros mercados ya no lucen tan “baratas” como a primera vista.
Es posible que el ejercicio anterior haya enfriado el entusiasmo de algunos inversores por escapar de las elevadas valorizaciones observadas en EE.UU. Sin embargo, esta no es la crítica principal a aquellos que proclaman que 2024 será el año de X o Y país, haciendo referencia a su baja valorización. Entonces, la verdadera pregunta es: ¿las valorizaciones son relevantes a corto plazo como para justificar una apuesta táctica? La evidencia indica que no son buenos predictores de los rendimientos en los próximos 12 meses, de manera que no constituyen una sólida justificación para subponderar Estados Unidos como estrategia táctica a corto plazo.
Otros factores serán los principales determinantes de los rendimientos en 2024, como la evolución de las tasas de interés, la inflación, los reportes de ingreso de las compañías, los flujos de fondos a nivel mundial, los resultados de las elecciones y la evolución de los conflictos geopolíticos. Formar una posición sobre estos aspectos es lo que realmente debería respaldar cualquier sobreponderación o subponderación de un mercado este año.