Perderse los mejores días puede ser caro
Encontrar el momento perfecto para entrar al mercado es difícil o incluso imposible. En lugar de esperar que estén dadas las condiciones óptimas para invertir, suele ser una mejor estrategia hacerlo ahora y mantenerse invertido. Esperar el instante ideal puede llevar a desaprovechar muchas oportunidades, ya que perderse solo un par de los mejores días en el mercado, puede tener un impacto significativo en los retornos a largo plazo.
En la infografía podemos ver que si uno hubiese invertido $10.000 en el índice de las principales acciones de Estados Unidos (S&P 500) el 1 de enero de 1980 y se hubiese mantenido esa inversión por 40 años, al final del periodo esos $10.000 se hubieses convertido en $952.512 . Esta rentabilidad de 12.1% anualizada no deja de ser impactante, ya que si bien en los últimos 40 años hemos tenido todo tipo de crisis, vemos que el mercado se ha logrado recuperar y seguir creciendo. Sin embargo, aún más importante -y un dato menos conocido- es que si durante esos más de 40 años nos hubiéramos perdido los 5 días con mayor rentabilidad, automáticamente nuestra rentabilidad total hubiera bajado un 38%. Más aún, bastaría haberse perdido tan sólo los 50 mejores días para que la rentabilidad de 40 años fuera casi nula.
La gran lección detrás de estos cálculos es que es muy difícil (prácticamente imposible) saber cuáles son esos “mejores días”, y que si por esperar al momento perfecto nos perdemos esos días en que los mercados dan saltos importantes e impredecibles en sus valoraciones, nos podemos perder gran parte de la gracia de invertir en fondos, ETF o acciones.
¿Qué implicancias tiene esto para un plan de inversión? Que al final del día aquello que te ayude a invertir de manera constante y mantener esa inversión en el tiempo, puede ser lejos el mejor plan.