Todos somos mejor que el promedio
¿Encuentras que eres una buena persona? Probablemente sí; o al menos sí en comparación con otras personas con las que te toca interactuar. Más aún, probablemente consideras que no sólo eres una buena persona sino que además un poco mejor que el promedio. Un poco más ético que el promedio, un poco menos prejuicioso, un poco más inteligente, y por qué no, un poco más atractivo.
Lo interesante es que todos tienden a pensar de manera similar que tú. En una famosa encuesta en Estados Unidos, de 829.000 estudiantes de enseñanza media, ninguno solo se evaluó a si mismo como bajo el promedio en “habilidad para llevarse bien con otros”, 60% se evaluó dentro del 10% mejor, y 25% se evaluaron dentro del 1% de personas que mejor se llevan con otros.
La mayoría de nosotros tendemos a tener una muy buena reputación de nosotros mismos. Esto lleva a que usualmente aceptemos los éxitos como resultado de nuestra habilidad y esfuerzo, y los fracasos como resultado de factores externos. En psicología social este comportamiento se conoce como sesgo de autoservicio (self-serving bias).
Los inversionistas que padecen de este sesgo tienden a tomar decisiones más activas con su dinero, cambiando sus acciones, fondos mutuos e ETF más de lo recomendado en base a su “habilidad superior”. Cuando un movimiento particular les entrega beneficios lo atribuyen a su “buen desempeño” y cuando fracasan culpan “a la suerte o a factores externos”.
Los inversionistas con self-serving bias tienden a poner atención sólo a la información que apoya su visión del mundo, son reacios a aceptar los consejos de asesores financieros y suelen cometer los mismos errores a la hora de invertir una y otra vez. Si cada vez que me equivoco no es culpa mía, ¿cómo voy a aprender?
Tener conciencia de que padecemos este sesgo nos hace más abiertos a reconocer nuestros errores, más aptos para aprender lecciones del pasado y disminuye la probabilidad de que repitamos los mismos errores. Nos hace valorar aquellos talentos que genuinamente tenemos y ser un poco más humildes respecto a nuestras limitaciones. Desconocer este sesgo puede ser peligroso: Un orgullo excesivo suele preceder a las caídas más dolorosas.
Economista – CEO Betterplan Advisors
Febrero 2022