La inversión basada en metas
El mundo de las inversiones puede parecer muy complejo para alguien que sea ajeno a este. En qué invertir, con quién, definir los plazos y metas necesarias, sin duda es abrumador para cualquiera. Una de las preguntas más recurrentes que recibimos está relacionada con las metas de inversión, por lo que ahondaremos en ellas en este post.
Tener claro el propósito de nuestro capital no es fácil. Muchas veces empezamos a ahorrar con un objetivo definido y en la mitad del camino, decidimos utilizarlos para otra cosa. Otra situación común es tener tantos objetivos de inversión, que nos confundamos y no sepamos por dónde empezar.
Invertir con metas requiere de disciplina, una gran cuota de introspección y mucha claridad respecto de cuáles son las verdaderas razones por las que estamos dejando de gastar ese dinero hoy. En esa línea, la inversión basada en objetivos es la mejor manera de establecer un plan financiero personalizado con inversiones que estén alineadas para realmente cumplir ese plan a largo plazo.
Para saber en qué meta invertir primero, debemos tener claros nuestros objetivos personales y así poder priorizarlos según nuestras necesidades o preferencias. Dependiendo de qué es lo que queremos lograr con nuestra inversión, cada meta tendrá un plazo y un nivel de riesgo asociado. Por ejemplo, un monto que vamos a necesitar en el corto plazo no debería estar enfocado en el crecimiento de este, sino más bien en protegernos contra la inflación. Entonces, debemos actuar en consecuencia e invertirla en instrumentos de corto plazo, bajo riesgo y alta liquidez. Pero si, por el contrario, nuestro objetivo es a largo plazo – como podría ser nuestra jubilación- lo más lógico sería invertir esos recursos en instrumentos que generen un crecimiento real en el tiempo.
Es importante tener en cuenta que cualquier instrumento de inversión conlleva cierto riesgo, incluso los que pensamos que son más seguros. En materia de inversión, el riesgo se define como el cambio o las fluctuaciones del valor de nuestras inversiones a lo largo del tiempo. Por eso, el horizonte de inversión juega un rol tan importante.
En el largo plazo, tendremos una mayor tolerancia al riesgo, ya que, si el valor de nuestro portafolio cae, tendremos más tiempo para recuperar esa pérdida de valor, e incluso generar ganancias.
Por el contrario, en el corto plazo (como sería el caso de un fondo de emergencia) nuestra tolerancia a que el valor de nuestra inversión fluctúe es menor, ya que necesitamos disponer de nuestros recursos en un plazo corto, por lo que no habrá tiempo suficiente para recuperarnos si ocurre un evento económico inesperado que afecta nuestra inversión.
En concreto ¿Cómo establecemos las metas?
Una buena teoría para determinar nuestros objetivos es un enfoque llamado S.M.A.R.T, que significa: Specific (específico), Measurable (medible), Attainable (alcanzable), Realistic (realista) y Timely (con un tiempo determinado).
-Specific: Específico
Un objetivo específico es aquel que tiene una descripción clara y un conjunto de circunstancias bien desarrolladas. Por ejemplo, si se esta ahorrando para la educación de un hijo, hay que ser especifico con todo lo que queremos incluir en el ahorro: matrícula, mensualidad y cualquier otro gasto a considerar.
-Measurable: Medible
Hacer que una meta sea medible permite que se pueda saber con certeza cuán cerca se está de alcanzar el objetivo en números. En otras palabras, se debe precisar el gasto que esperas realizar.
-Attainable: Alcanzable
Al definir un objetivo específico y medible se puede determinar también si es o no alcanzable según nuestros ingresos probables a recibir. Debemos saber si realmente tenemos la capacidad de pagar estos gastos. Por ejemplo, si ganamos 30 millones en un año, ahorrar 300 millones en cinco años no es un objetivo alcanzable, porque, aunque ahorráramos el 100% de los ingresos no lograríamos generar ni la mitad de lo propuesto. Sin embargo, si tenemos más tiempo para ahorrar o si ganamos más dinero cada año, tal vez podemos alcanzar el objetivo.
Realistic: Realista
Una meta es realista si tenemos el tiempo, los recursos y la disciplina para lograrla. Por lo general, estas serán realistas si consideramos las demás metas. Por ejemplo, probablemente cuando tengamos que pagar la universidad de los hijos, también estaremos ahorrando para la jubilación.
Timely: Tiempo determinado
El último paso en el desarrollo de un objetivo S.M.A.R.T. es asegurarse de que esté limitado en el tiempo, es decir, que tenga una fecha límite para terminar de ahorrar para ese objetivo. La mejor estrategia en cuanto a plazo es intentar fijar lo objetivos con mayor antelación posible.
Aplicar este enfoque para establecer nuestros objetivos de inversión nos obligará a pensar sobre todos los factores que afectarán nuestro futuro financiero. De esta forma, nos aseguraremos de que todos los objetivos sean cuantificables y factibles. Sabemos que hay información incierta al fijar nuestras metas financieras y que pueden surgir muchísimas dudas en el camino. Para ello, te recomendamos siempre apoyarte en tu asesor financiero, quien te puede orientar acerca de plazos, rentabilidades y las mejores opciones de acuerdo a tus necesidades.