No dejemos que las emociones dominen lo que sabemos de inversiones

No dejemos que las emociones dominen lo que sabemos de inversiones

Sin duda este año 2022 ha sido especial. Muchos esperaban por fin dejar atrás las épocas de pandemia y volver a una dinámica económica más normal. Sin embargo, nuevas variantes, la inflación, aumentos de tasas de interés, y la invasión de Rusia a Ucrania han mermado el optimismo inicial.

Los inversionistas están preocupados, y la prensa y redes sociales contribuyen a alentar los miedos. A pesar de tener metas a largo plazo, el inversionista temeroso ha estado vendiendo activos riesgosos y moviendo su patrimonio a portafolios más conservadores.

No es primera vez que esto sucede, por el contrario, la historia nos muestra que cada vez que el inversionista está preocupado por el devenir de la economía mundial hay un movimiento hacia portafolios más conservadores. ¿Cuál es el problema? La otra lección de la historia.

Así como la historia nos muestra una y otra vez que frente a estos escenarios las personas buscan resguardar su patrimonio, también nos muestra que invertir nuestros ahorros cuando el resto está pesimista suele ser más rentable que invertirlos en épocas de optimismo. Y la diferencia en rentabilidad es impresionante…

Tomemos el caso de Estados Unidos.

En el gráfico al final del artículo, podemos ver el índice de la Universidad de Michigan que mide el sentimiento de los consumidores Estadounidenses durante las últimas décadas. Cuando el índice está en la parte alta del gráfico significa que se vivían épocas de optimismo. Por el contrario, cuando el índice se acercó al eje de abajo del gráfico fueron años de especial pesimismo sobre el futuro de la economía.

Por ejemplo, vemos que el año 1980, 1990 y 2008 marcan algunos de los peaks de pesimismo, lo que coincide con periodo en que se vivián fuertes crisis en el país de la estatua de la libertad.

¿Cómo le fue a las acciones en los 12 meses siguientes a esos momentos de alto pesimismo?

¡Excelente! Y mucho mejor que en los peaks de optimismo. En promedio, si tomamos los últimos 50 años de historia, haber invertido en el S&P500 en uno de los puntos altos de optimismo generó una rentabilidad promedio en los siguientes 12 meses de 4,4%. A su vez, la rentabilidad promedio de haber invertido en los momentos de mayor pesimismo fue de 24,5%. Así es, una rentabilidad 5 veces superior que haber invertido en momentos de mucho optimismo.

Hoy nos encontramos nuevamente en un momento donde el pesimismo reina. Y si bien el propósito no es asegurarles que la rentabilidad será similar a ese 24,5% en los próximos 12 meses, sí nos es importante dejarles algunos consejos:

  1. No dejen que las emociones ni la prensa determinen cuándo invertir y cuándo vender.
  2. No es factible hacer un timing del mercado, saliendo de éste cuando hay incertidumbre y pensando que uno puede volver a entrar antes de que vuelva a subir.
  3. Si la inversión es a mediano o largo plazo sigan su plan, y eviten el pánico y la corrida hacia activos muy conservadores. La historia ha demostrado que suele ser una muy mala estrategia.

José Tomás Valente

CEO de Betterplan

Julio 2022