La incertidumbre: mi nueva compañera
Si hay una característica que es inherente a la naturaleza humana, es que nos gusta tener el control sobre nuestro destino. Esta cualidad se extrapola a todas las esferas de nuestra cotidianeidad: familiar, laboral y financiera.
Precisamente, sobre este último punto, me gustaría profundizar.
Anticipar acertadamente el futuro de la economía mundial siempre ha sido difícil, y en el contexto actual, la probabilidad de equivocarse es aún mayor. Sin embargo, si hay algo que inquieta a las personas más que una proyección desacertada es el hecho de levantarse en la mañana pensando que no tiene idea qué le deparará el resto del año. Somos humanos y nos tranquiliza que alguien nos asegure que el tipo de cambio se va a apreciar en las próximas semanas, o que nos digan que el 2021 será el año de los países emergentes. Esas promesas nos dan la sensación de que tenemos el control de nuestro futuro.
Podemos justificar nuestras equivocaciones pasadas argumentando que los últimos años han sido especiales. Sin embargo, cuando la expectativa es invertir a largo plazo, lo especial debiera ser parte de tu plan financiero. Tal como señala Scott Sagan, profesor de Stanford: “Todo aquel que siga la economía o los mercados financieros debería colgar un cartel en su oficina que diga: Cosas que nunca han pasado antes pasan todo el tiempo”.
Lo anterior, no significa que estudiar la historia de los mercados financieros no sea útil. No obstante, a veces los economistas tendemos a confiar excesivamente en los datos pasados, como mapa de lo que sucederá en el futuro. Si bien es cierto que la historia sirve de guía para calibrar las expectativas, los cambios estructurales que ha vivido la economía en las últimas décadas son tan grandes que, de ninguna manera, los datos históricos nos dirán con exactitud lo que nos espera a futuro. Como dice Morgan Housel en su libro The psychology of money: “Entre más atrás mires [en la historia de los mercados], más probable es que estés examinando un mundo que ya no aplica a la situación actual”.
Que sea difícil ajustar las proyecciones económicas para incluir eventos imprevistos, como el coronavirus, no nos impide sacar lecciones valiosas para nuestras estrategias financieras. Una gran aprendizaje de este último tiempo, es que los mercados financieros y la vida nos seguirán sorprendiendo y que, si bien es bueno tener un plan, tenemos que estar preparados para que éste no se cumpla.
En términos de plan financiero, esto implica ahorrar para tu pensión no pensando en los retornos esperados, sino en retornos significativamente menores, tener el negocio preparado para uno o dos años realmente malos e invertir con un nivel de riesgo que te permita dormir tranquilo, aunque suceda una nueva catástrofe mundial.
El covid-19 nos sorprendió, pero no basta con aprender que nuestras inversiones estarán afectas al riesgo de una nueva pandemia u otro evento desestabilizador. En un año marcado por la incertidumbre, la moraleja es que la incertidumbre es y será siempre parte de nuestra vida. Algunos dirán que la pandemia los hizo más sabios. Yo espero que nos haya hecho más humildes respecto a lo que podemos anticipar y nos haya preparado para un futuro en el cual sucedan nuevos acontecimientos, que tampoco podremos controlar.
Economista – CEO Betterplan Advisors
Abril 2021